5.10.08

La clase como forma de organización del proceso educativo


La forma fundamental de organización del proceso docente educativo es la clase, ella constituye la actividad principal en que se materializan planes y programas de estudio.

En las condiciones actuales se exige educar la creatividad, la capacidad de observar, de pensar y de generalizar; por lo tanto, la clase contemporánea debe cumplir las exigencias siguientes:

- Elevar el nivel científico y lograr la profundidad y solidez en los conocimientos de los alumnos.

- Educar la actuación independiente de los alumnos en la actividad cognoscitiva y estimular en ellos el deseo de autosuperación permanente.

- Aplicar los conocimientos, los hábitos y las habilidades adquiridos en la solución de nuevos problemas.

- Desarrollar las capacidades creadoras de los alumnos.

- Educar las cualidades positivas en la personalidad de los alumnos.

- Formar la cultura laboral en los alumnos.

- Atender las diferencias individuales de los alumnos y desarrollar las posibilidades de cada uno.

- Diferenciar e individualizar el proceso de enseñanza en los diferentes momentos de la clase.

Estas exigencias constituyen un gran reto a la labor del educador, la clase es un fenómeno multilateral, no sólo regido por leyes pedagógicas, sino también psicológicas y sociológicas.

En la clase toman vida todos los elementos del proceso de enseñanza. La relación objetivo-contenido-método-medios marca su lógica interna. Todo ello exige la correcta preparación científica y pedagógica del maestro, y es decisivo el dominio de los programas de la asignatura, el estudio profundo y el cumplimiento de las indicaciones metodológicas.

El éxito de la clase depende, en buena medida, de las capacidades creadoras del maestro. Es necesario desterrar todo trabajo formal que conduzca al establecimiento de esquemas, de patrones rígidos y de uniformidad en la estructura de la clase. Cada profesor debe ser capaz de aplicar creadoramente los conocimientos teóricos generales que posee, así como las recomendaciones de las orientaciones metodológicas para estructurar su clase, según su experiencia e impartiendo su sello personal.


El sistema de clases.

Cada clase es un eslabón de una cadena. Los cambios que van produciéndose en la actividad mental de los alumnos, así como los que tienen lugar en la formación de convicciones, no se logran instantáneamente, sino que son el resultado del trabajo contínuo del educador.

Por ello las clases tienen que reunir un sistema de criterios científicos y metodológicos, es decir, tienen que formar un todo armónico desde el punto de vista de los objetivos, del contenido, de los métodos y de las medidas organizativas necesarias para la enseñanza.

Lo fundamental, cuando el maestro se prepara para el desarrollo de sus clases, es que no olvide que cada clase no es más que un elemento dentro del complejo proceso de la enseñanza. Una clase aislada, por correcto que sea su desarrollo, no garantiza el aprendizaje y la formación del alumnado. Para que esto se logre es preciso ver cada clase como parte de sistemas mayores: el tema, el curso, el resto de las clases de las demás asignaturas, y sólo cuando la clase se articula correctamente con las anteriores y las posteriores de la misma asignatura y con las que se desarrollan en otras asignaturas, se puede aspirar a contribuir eficazmente al desarrollo de los educandos.

El maestro puede cometer un error si se prepara para la clase, para tratar un contenido y pierde de vista sus relaciones con antecedentes esenciales que le sirven de base y olvida en qué medida el logro de sus objetivos crea las condiciones necesarias para la asimilación posterior de nuevos contenidos. No puede olvidarse que cada clase dada favorece el desarrollo de habilidades y hábitos, consolida y enriquece conocimientos adquiridos anteriormente, contribuye a la formación de convicciones y establece la base necesaria para el desarrollo del trabajo ulterior.


La estructuración y realización de la clase.

La estructuración de la clase es un proceso creador, constituye una etapa fundamental del trabajo del maestro, en ella se manifiesta su preparación, su sentido de responsabilidad y su habilidad, tomando como base las exigencias que debe reunir la clase y las características del grupo de alumnos.

La necesidad de que cada clase posea una lógica interna de acuerdo con sus objetivos, contenido, métodos y medios, hace imposible la creación de una estructura única.

El carácter creador que se le imprima a cualquier clase no contradice la determinación de algunas exigencias que se deben considerar en su estructuración y realización, entre las que se encuentran:

- La determinación de los objetivos de la clase.

Al analizar los objetivos de la clase hay que considerar que éstos constituyen un sistema rigurosamente articulado. Del objetivo general de la educación se derivan los de cada nivel, grado, asignatura, curso y unidad, hasta llegar a los de la clase.

La concepción de los objetivos por parte del maestro tiene que estar bien definida al desarrollar la clase. Esto le permite conocer hasta dónde deben penetrar los alumnos en los conocimientos, en el desarrollo de habilidades y hábitos y qué nivel deben alcanzar en ellos. Por ejemplo, en una clase en que se elabora un concepto determinado hay que meditar qué nivel del dominio del concepto se debe alcanzar, qué palabras se deben incluir en el vocabulario, qué relaciones deben establecerse entre el concepto recién elaborado y otros anteriores.

Todo maestro tiene que meditar sobre el aporte que realizará en la clase a la formación del sistema de conocimientos, capacidades, habilidades y hábitos, al desarrollo mental de los alumnos y a la formación de convicciones ideológicas básicas, normas de conducta y cualidades del carácter.

El cumplimiento de los objetivos propuestos constituye el criterio fundamental en la determinación de la calidad de la clase.

- Análisis de la estructura de la clase desde el punto de vista del contenido.

Ante todo se debe considerar que el contenido de la enseñanza depende de los objetivos.

El contenido se debe presentar gradualmente, de modo que se garantice una estructura lógica y sistemática y que el tratamiento de cada aspecto cuente con el nivel necesario.

El análisis de las etapas en que debe tratarse la formación de conceptos y el desarrollo de habilidades en que se presentará el contenido no puede aislarse de los principales problemas didácticos, metodológicos y organizativos de la clase.

- Análisis de la estructura de la clase desde el punto de vista de las funciones didácticas.

El análisis de las funciones didácticas se realiza conjuntamente con las del contenido, entre ambas existe una estrecha relación.

Se entiende por funciones didácticas las etapas, elementos del proceso de enseñanza que tienen carácter general y necesario. El proceso de enseñanza está integrado por las siguientes funciones didácticas: preparación para la nueva materia, orientación para la nueva materia, orientación hacia el objetivo, tratamiento de la nueva materia, consolidación y control.

En la práctica, todas estas funciones actúan estrechamente unidas, por ello hay que estudiar cuidadosamente el papel que cumplirá cada actividad en la clase.

Todo maestro tiene que dominar cada una de estas funciones didácticas. Hay que profundizar en la necesidad del aseguramiento de las condiciones previas como medio para lograr la asequibilidad y la sistematización de la enseñanza. Las condiciones previas existentes en los alumnos propician el éxito de la enseñanza, ya que forman el nivel de partida sobre el cual se desarrollará ésta.

La orientación hacia el objetivo es un proceso motivacional que tiene que abarcar cada actividad de la clase. Hay que considerar las actividades y el vocabulario mediante los cuales se logrará que los alumnos comprendan qué se espera de ellos en esa clase y en cada una de las actividades.

Saber planificar y dirigir la elaboración de la nueva materia es otro aspecto esencial. Se deben tener en cuenta las particularidades en la dirección de la elaboración de un concepto, del inicio del desarrollo de una habilidad o de la formación de hábitos.

La correcta comprensión de la nueva materia crea bases esenciales para su posterior fijación. En la enseñanza desempeña una papel relevante la consolidación contínua y sistemática, que abarca la ejercitación, la profundización, la sistematización y la generalización.

El control sistemático y planificado del rendimiento ha de abarcar todas las etapas de la clase: permite conocer la marcha del proceso de enseñanza, descubrir las dificultades que se presenten y tomar a tiempo las medidas encaminadas a su erradicación. Es un elemento orientador y educativo.

En el análisis y la determinación de la estructura de la clase desde el punto de vista de las funciones didácticas resulta imprescindible considerar que éstas no constituyen un conjunto fijo de pasos formales, pero garantizan la articulación de la enseñanza y abarcan todo el proceso.

- Análisis de la estructura de la clase desde el punto de vista metodológico-organizativo.

La estructura de la clase tiene que elaborarse considerando como una unidad el análisis del contenido, de las funciones didácticas y el aspecto metodológico-organizativo.

Se requiere buscar constantemente en toda clase el perfeccionamiento de los métodos de enseñanza, de forma tal que la actitud puramente receptiva de los alumnos se convierta en productiva y desarrollen la independencia cognoscitiva y el pensamiento creador.

En este punto, se deben considerar los aspectos siguientes:

a) El tiempo aproximado que se dedicará a la realización de las actividades y las medidas necesarias para su uso racional.

Ante todo hay que partir de que la clase tiene que comenzar y terminar a la hora reglamentada. Cada minuto tiene que utilizarse racionalmente; para ello, se debe seleccionar cuidadosamente las formas de plantear las actividades, de realizarlas y de controlarlas, de modo tal que se evite la pérdida de tiempo y se garantice el aprendizaje en todo momento.

El uso racional del tiempo en la clase es de alto valor educativo. Cuando el maestro organiza la enseñanza de forma tal que el alumno aprovecha cada minuto en el aprendizaje, está creando las condiciones para que valoren la importancia que reviste que cada estudiante aproveche su jornada y obtenga la mayor productividad de ella.

b) El análisis de las actividades que realizan el maestro y los alumnos.

Se debe prestar especial atención a la determinación de las actividades de los alumnos, con el fin de que participen activamente en la búsqueda y la consolidación de los conocimientos, así como en el desarrollo de capacidades, habilidades y hábitos. se ha de garantizar su variación adecuada para mantener el estímulo durante toda la clase.

c) La planificación del control del rendimiento.

El control debe ejercerse durante toda la clase. Se deben seleccionar formas eficaces que, además de conducir a conocer el nivel de asimilación con vistas a tomar las medidas necesarias, posibiliten el aprovechamiento del tiempo.

d) La selección de los medios de enseñanza.

Partiendo del análisis de los objetivos, del contenido y de los métodos a aplicar en la clase, es necesario considerar los medios de enseñanza que se emplearán. Estos facilitan el proceso de abstracción y dirigen la atención de los alumnos hacia las características esenciales comunes de lo que deben asimilar. Especial cuidado hay que prestar al uso del pizarrón y de los libros de texto y de consulta.

e) Las medidas encaminadas a lograr la diferenciación en la enseñanza.

Es necesario tomar las medidas que posibiliten atender a las diferencias individuales, planificar la ayuda que se dará a los alumnos que presentan dificultades y las tareas adicionales para los de alto rendimiento.


- El análisis posterior de la clase por el maestro.

En el trabajo que desarrollan los maestros y los alumnos en la clase, el criterio principal sobre su calidad es el logro de los objetivos propuestos. De ahí la necesidad de que el maestro, en la preparación y el análisis ulterior de su clase, medite profundamente sobre ello, dirigiendo su atención a las siguientes preguntas:

a) ¿Son los objetivos propuestos para la clase lo suficientemente concretos como para ser considerados criterios para evaluar la efectividad de la misma?

b) ¿Se corresponde el contenido de la clase con los objetivos propuestos?

c) ¿Contribuye la estructura didáctica y metodológica de la clase al cumplimiento de los objetivos?

d) ¿Logró la clase los objetivos propuestos?

e) ¿Contribuyó la forma en que se organizó la clase a que todos los alumnos n participaran en el proceso de asimilación?

f) ¿Recibió cada uno de los alumnos la atención adecuada según sus posibilidades?

g) ¿Se emplearon formas de control que permitan llegar a conclusiones correctas sobre el cumplimiento de los objetivos?

h) ¿Qué medidas se deben tomar en el trabajo futuro?

De acuerdo con las respuestas a éstas y otras preguntas similares, han de determinarse las conclusiones que se deriven para las clases próximas, así como las medidas que pueden ayudar a prepararlas de forma tal, que su desarrollo conduzca a resultados correctos y seguros en el aprendizaje.


Tipos de clases en la educación superior.

Las clases pueden ser de varios tipos, a saber:

- Conferencias o clases teóricas
- Clases Prácticas
- Clase Encuentro
- Seminarios
- Prácticas de Laboratorio

La conferencia, también llamada clase teórica, es el tipo de actividad docente en la que, generalmente, el estudiante se enfrenta a los nuevos contenidos y está asociada al nivel de asimilación de familiarización, aunque es posible alcanzar cierto grado reproductivo, en dependencia de los alumnos y el contenido tratado.

La clase práctica es la actividad en que el alumno trabaja con los conocimientos y desarrolla habilidades adquiridas en la conferencia y en su estudio independiente.

Los seminarios son también actividades docentes, donde los estudiantes llevan la responsabilidad de la misma, siendo las discusiones de ponencias una de las actividades que las caracteriza.

Las prácticas de laboratorio son, efectivamente, trabajo de laboratorio, como su nombre lo indica; en las mismas se debe recordar cumplir el principio didáctico de la vinculación de la teoría con la práctica en los dos sentidos, esto es, que los conocimientos teóricos se lleven a la práctica y que el estudiante pueda justificar teóricamente las actividades prácticas que realiza.

Las prácticas de laboratorio en microcomputadoras, o simplemente, los laboratorios de cómputo, varían respecto a las prácticas de laboratorios tradicionales de Física, Química, etc. porque en este caso, las microcomputadoras pueden ser usadas en la modelación de fenómenos, como tutoriales y como instrumentos de cálculo, sin tener en cuenta que se estudien lenguajes de programación, caso éste en que el uso de dichos laboratorios es mucho más amplio.

Actualmente se plantea que las conferencias o clases teóricas deben ocupar sólo 25-30 % del tiempo total de la asignatura, de modo que cada contenido pueda ser tratado en más de una actividad práctica, ya sea clase práctica, práctica de laboratorio o seminario, con el fin de poder alcanzar el nivel de asimilación productivo, a través del tránsito por las diferentes etapas de asimilación y con la preparación individual del estudiante.

Se debe tener en cuenta que si se dedica a las conferencias el tiempo sugerido anteriormente, ello implica que en las mismas no se puede detallar todo el contenido de la asignatura. Es necesario un análisis profundo de éste para poder determinar qué parte puede ser orientada como autopreparación y cuáles pueden ser desarrolladas en las clases prácticas como son, por ejemplo: deducciones y demostraciones sencillas, que pueden ser enfocadas como un ejercicio práctico, lográndose de esta manera una mayor incorporación del estudiante en el trabajo integral de la asignatura.

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