5.10.08

La evaluación del Aprendizaje

Introducción.

Los aspectos relacionados con la comprobación y evaluación del rendimiento escolar y de los objetivos de la educación, son motivos de apasionada discusión por parte de científicos, pedagogos y estudiosos de todo el mundo.

La comprobación del sistema de conocimientos y habilidades de los alumnos como parte esencial de la evaluación del aprendizaje es de gran importancia en el desarrollo del proceso de enseñanza. Mediante la evaluación se comparan los resultados del trabajo de educadores y alumnos con los objetivos propuestos, para determinar la eficiencia del proceso docente educativo y consecuentemente reorientar el trabajo; al mismo tiempo se comprueba si la trayectoria que se siguió en el trabajo fue adecuada o no.

Concebir la evaluación en su sentido más amplio significa utilizarla como instrumento que permite, por una parte, establecer en diferentes momentos del proceso la calidad con que se van cumpliendo los objetivos dentro de las asignaturas, y por otra parte, y en dependencia de los resultados alcanzados, determinar las correcciones necesarias para acercar cada vez más los resultados a las exigencias manifestadas en los objetivos.

Los momentos evaluativos son parte del proceso de enseñanza-aprendizaje y están presentes en su desarrollo.

Todo trabajo debe conducir a un resultado parcial o final y es también la evaluación lo que nos permite, en su función comprobatoria, establecer una calificación expresada en un índice, que significa el nivel de calidad alcanzado en el proceso general y el resultado del aprovechamiento que manifiesta cada uno de los alumnos.

Esto constituye el momento de comprobación y lo que se considera evaluación en su sentido más estrecho.

Sobre la base del análisis anterior podría definirse la evaluación, en su sentido más amplio, como un componente esencial del proceso docente educativo, que parte de la definición misma de los objetivos y concluye con la determinación del grado de eficiencia del proceso, dado por la medida en que la actividad de educador y alumnos, haya logrado como resultado los objetivos propuestos.

En síntesis, podemos decir que la evaluación es el componente del proceso docente educativo mediante el cual se constata el grado de cumplimiento de los objetivos.

La evaluación es un control pero con personalidad propia y se desarrolla en aquel momento después de transcurrido cierto lapso, en el que se estima que, por acumulación reiterada, se han creado las condiciones de arribar al objetivo programado.

La evaluación posee una dependencia funcional de los objetivos y su caracterización es consecuencia directa de los mismos.

La evaluación es una categoría de estado, es decir, es un componente del proceso que caracteriza un instante del mismo, en el sentido del resultado alcanzado por los estudiantes.

Como la evaluación del proceso es el grado de acercamiento del nivel alcanzado por los estudiantes con respecto a los objetivos y éstos son los objetivos del aprendizaje, la evaluación también es el aprendizaje de los estudiantes.

La contradicción del proceso docente educativo entre los objetivos y el nivel de partida de los estudiantes, se resuelve en el proceso y es la evaluación como constancia del logro de los objetivos, la que determina la eliminación de la contradicción y el traslado a otra nueva contradicción.

Es objetivo de esta conferencia analizar los aspectos fundamentales de la evaluación del aprendizaje de los estudiantes

Funciones de la evaluación.

La evaluación cumple un conjunto de funciones que constituyen premisas fundamentales para su mejor aplicación en el proceso docente educativo, a saber:

Función instructiva
Función educativa.
Función diagnóstico.
Función de desarrollo.
Función de control.

Función instructiva.

Con ayuda de la comprobación y evaluación de conocimientos y habilidades en la clase se logra contribuir a la fijación y desarrollo de éstos. También al hacer las correcciones a los errores cometidos individualmente, se garantiza el perfeccionamiento de conocimientos y habilidades en el trabajo docente y se logra ampliar, profundizar y sistematizar los conocimientos, se incrementa la actividad cognoscitiva y se propicia una actividad independiente.

La práctica escolar demuestra que en la labor diaria de los docentes las preguntas en clase, por ejemplo, constituyen un medio eficaz para llevar a vías de hecho estas funciones. Mediante estas preguntas se fijan y complementan los nuevos conocimientos.

La función instructiva contribuye a elevar la calidad del estudio, la que se refleja en el aumento del volumen y la calidad de los conocimientos, y a la formación de habilidades que garanticen la asimilación de los nuevos materiales de estudio; además, incrementa la actividad cognoscitiva, contribuye a la sistematización, a la generalización, a la profundización del contenido y se propicia la actividad independiente.

Función educativa.

Cuando la evaluación se estructura y aplica correctamente, es un factor de alto valor educativo.

El estímulo que constituye enfrentar las situaciones en que los alumnos demuestran el resultado de su esfuerzo bien regulado, favorece una actitud más responsable hacia el estudio y constituye también un motor impulsor en la educación de la atención voluntaria y el esfuerzo.

Los estudiantes deben ver en el resultado de cada control una rendición de cuenta de las responsabilidades que su condición de estudiantes les crea ante la sociedad; por tanto, deben poner todo su empeño en el éxito de la misma, educar su esfuerzo y voluntad.

Estas situaciones ayudan al alumno a autoanalizarse y fortalecer su carácter, contribuyendo así a la formación de convicciones y cualidades morales positivas.

La función educativa alcanza un nivel más alto en la medida en que el estudiante participa en su control y se inicia en actividades objetivas de autovaloración.

La importancia de esta función está determinada por el hecho de que la comprobación y evaluación constituyen el elemento esencial que muestra los resultados docentes del alumnos ante su maestro y sus condiscípulos, pone en evidencia cómo cada alumno cumple con su deber social de estudio. El sentido de la responsabilidad social, así como otras influencias educativas de la escuela, la familia y el grupo estudiantil, determina que el alumno autoanalice sus normas de conducta.

Función diagnóstico.

La evaluación revela al docente los logros y deficiencias de sus estudiantes, mediante los instrumentos y las técnicas evaluativas empleadas. Ello permite determinar las direcciones fundamentales en las cuales debe trabajarse y los cambios que es necesario introducir en cuanto a la aplicación de los métodos y medios de enseñanza.

A través del diagnóstico se obtiene una información desde el punto de vista cuantitativo y del cualitativo sobre la generalidad y la individualidad de los estudiantes y acerca de los objetivos propuestos, para determinar si es necesario introducir correcciones en su sistema de trabajo, variar el método, profundizar en las explicaciones, plantear nuevas tareas y ejercicios, etc.

Función de desarrollo.

El cumplimiento de las tres funciones anteriores constituye un paso necesario para lograr el desarrollo de los alumnos, lo que constituye un principio de la enseñanza y también una función de la evaluación.

Las investigaciones realizadas en este campo permiten asegurar que una evaluación es pedagógicamente adecuada cuando estimula el desarrollo ulterior de los alumnos, cuando se convierte en un elemento promotor de éste.

Función de control.

Los datos obtenidos como resultado de la evaluación revelan el nivel de desarrollo alcanzado por los estudiantes en cuanto al sistema de conocimientos y habilidades exigidos por los programas de estudio. Permite comprobar la cantidad y calidad de los conocimientos que adquieren los estudiantes de acuerdo con los niveles de asimilación, y el grado de independencia con que forman y desarrollan habilidades y obtienen normas de conducta.

Los resultados de la comprobación y evaluación reflejados en las calificaciones, permite a los organismos estatales, y a los dirigentes de los centros docentes hacer un análisis de los resultados que se van obteniendo en la enseñanza y valorarlos en conformidad con los criterios establecidos. Por ello la evaluación debe reflejar un trabajo pedagógico serio y objetivo, pues estos resultados constituyen también elementos fundamentales en el análisis de programas y planes de estudio, como parte del continuo perfeccionamiento del proceso docente educativo.

Aunque las distintas funciones se han analizado por separado, esto sólo responde a un enfoque metodológico, con el objetivo de comprender mejor la esencia de cada una de ellas. En la práctica, estas funciones interactúan formando una unidad dialéctica.


Rasgos que caracterizan la comprobación de los conocimientos.

La comprobación de los conocimientos, como parte esencial del proceso docente educativo, se caracteriza por tres rasgos fundamentales.

a) La necesidad de que el docente sea objetivo con los resultados de su trabajo.

El hecho de que el docente conozca que la evaluación no se refiere solamente al resultado de la actividad de los alumnos, sino que valora su propio trabajo, le crea una situación psíquica especial no siempre resuelta por él correctamente.

Es necesario que el docente evite la tendencia subjetiva que este fenómeno hace incidir en la evaluación. Para ello, no basta con que conozca todas las orientaciones metodológicas, es necesario que posea determinados rasgos morales.

b) La necesidad de tener en cuenta el estado emocional de los estudiantes, o sea, el estado psíquico especial que en ellos se produce durante la aplicación de un control.

Múltiples experiencias demuestran que tanto los alumnos brillantes como los que tienen bajos rendimientos, experimentan una alteración emocional en el momento de enfrentarse a la situación de control.

Este estado de ansiedad, en cierta medida, suele actuar como estimulante de la actividad cognoscitiva; pero si traspasa determinados umbrales, puede producir inhibiciones perjudiciales.

c) La aplicación de los principios didácticos generales para evaluar el aprovechamiento de los estudiantes.

Estos elementos son de gran importancia, aunque sobre ellos no hay un criterio unificado de clasificación. Al respecto, se relacionan algunos principios considerados valiosos:

- La evaluación debe ser individual para garantizar el estudio profundo y la actividad de cada alumno.

- Deben crearse condiciones adecuadas al estudiante para la demostración de su rendimiento.

- La comprobación y la evaluación deben realizarse con iguales exigencias y rigurosidad, uniformidad en las normas y criterios técnicos.

- La selección de los controles debe adaptarse al grado que cursan los estudiantes.

- La comprobación debe realizarse con carácter sistemático.

- La evaluación debe tener carácter objetivo.

En la base de los principios que orientan la comprobación de los conocimientos hay dos regularidades que revelan su función específica, ya que en ellas se manifiesta la esencia de la comprobación de los conocimientos como parte del proceso de enseñanza.

1. Mientras más objetiva es la comprobación, mejor desempeña su función orientadora.

2. Mientras más regularidad y sistematización tiene la comprobación, mejor cumple su función instructiva y educativa.

En correspondencia con esto se pueden destacar dos principios fundamentales:

- La objetividad de la evaluación, es decir, el hecho de que la evaluación sea capaz de establecer los conocimientos realmente asimilados por el estudiante, de acuerdo con un programa dado.

- La regularidad y suficiencia de las actividades de comprobación, es decir, su carácter sistemático.


Los niveles de asimilación en la evaluación del aprendizaje.

Como se sabe los niveles de asimilación se clasifican en familiarización, reproducción, producción y creación.

La evaluación, en concordancia con un proceso docente educativo diseñado con una intención productiva, generadora de ciudadanos prestos a transformar el medio que los rodea, tiene que concebirse con un nivel de asimilación, al menos, productivo.

El contenido de una evaluación productiva debe ser a nivel de problemas. Esto implica que el estudiante tiene que demostrar que es capaz de enfrentarse a problemas nuevos para él, en situaciones no conocidas, aunque dispone de todos los elementos necesarios para su solución. Sin embargo, el orden particular de resolución, la lógica específica sí debe ser original y concebida por el estudiante.

Para resolver un problema de carácter productivo se requiere que el estudiante posea el dominio reproductivo de los contenidos, que comprenda la esencia de los mismos en su caracterización analítica y en las relaciones entre sus características, que sepa, en fin, el objeto de estudio en todos sus aspectos y en su vínculo con el medio. Sin embargo, lo importante es constatar que el alumno aplique todos esos conocimientos en la expresión concreta de un problema. Lo productivo no niega lo reproductivo, sino que lo encierra, lo supera en un estadío de desarrollo cualitativamente superior.

En una evaluación productiva el educando puede hacer uso de todos los materiales que estime conveniente. Resulta, incluso, interesante apreciar de qué modo se hace uso de dichos medios para desarrollar el camino de solución de su problema. No queremos evaluar su memoria, sino la lógica de su pensamiento, los resultados a que arribe, la certidumbre de sus conclusiones.

Hay también evaluación en correspondencia con el nivel de familiarización. Se sabe que este es un nivel de tránsito, que el primer nivel que realmente se puede evaluar es el reproductivo, por ello la evaluación de familiarización en la práctica tiende a identificarse con el método y atiende más a la dinámica del proceso que a determinar el logro de un cierto estadío de desarrollo.

Por esas razones, la evaluación de familiarización es muy dinámica y sujeta a las condiciones específicas del proceso mismo.

La creatividad es un etapa superior. En ese nivel el estudiante tiene que ser original, incluso en algunos de los elementos usados, de los cuales no disponía inicialmente y de los que puede hacer uso después de haberlos obtenido a través de un análisis o investigación científica. Por esta razón este nivel no tiene que constatarse en todas las asignaturas. Se debe diseñar para aquéllas que desempeñan un papel fundamental en el plan de estudio, la que dispone de mucho más tiempo y cuya forma de evaluación está relacionada con la defensa de trabajos de investigación científica. Se desarrolla, fundamentalmente, en materias integradoras, es decir, aquéllas que tienen las mejores condiciones para la presencia en ellas de problemas reales y concretos de la práctica.

La evaluación que constate la creación se debe desarrollar sobre la base de problemas complejos, uno de cuyos pasos justamente sea la misma determinación del problema, y su desarrollo implique un alto grado de originalidad. Una evaluación con estas características no se puede llevar a cabo en un examen tradicional, aunque la defensa del resultado sí.

Lo creativo no excluye lo productivo, sino que lo incluye, lo supera. Para llegar a una evaluación creativa el estudiante debe haber pasado, por lo general, por evaluaciones reproductivas y productivas, por problemas conocidos y desconocidos.


Los niveles de sistematicidad en la evaluación del aprendizaje.

De acuerdo con los niveles de sistematicidad los objetivos son específicos, particulares y generales, y en correspondencia con los mismos la evaluación es frecuente, parcial y final.

La evaluación frecuente está muy vinculada con la dinámica misma del proceso y se refiere a la determinación de los objetivos que se alcanzan en el desarrollo de una tarea, de una clase, que en el proceso docente educativo pasan por una etapa de carácter reproductivo, puede tener un resultado en el mismo, pero que no es el resultado final esperado; este resultado en sí mismo es sólo un momento del proceso, porque el resultado final, el nivel productivo, se alcanza al finalizar el tema o el curso.

El profesor, al hacer uso de la evaluación frecuente, debe tener sumo cuidado de que el estudiante no identifique el proceso con dicha evaluación, ya que inhibe sus acciones, en tanto que él mismo sabe que cualquier actuación que desarrolla puede ser objeto de una calificación.

El control debe ser objeto de uso sistemático, no sólo por el docente, sino por el mismo alumno; la evaluación debe ser frecuente, sólo en aquellos casos en que realmente debemos calificar un elemento del contenido que sea significativo y e imprescindible en el desarrollo ulterior del tema.

Es siempre potestad del profesor tanto el diseño como el desarrollo de la evaluación frecuente.

La evaluación parcial se corresponde con los objetivos de uno o varios temas. Este nivel de evaluación determina el grado del dominio, por el educando, de la habilidad que se corresponde a esos objetivos particulares; la calificación de esa evaluación nos ofrece el grado de complejidad que son capaces de vencer los estudiantes en la solución de los problemas.

La evaluación final se corresponde con los objetivos generales de la asignatura y está dirigida a demostrar que el estudiante fue capaz de integrar los contenidos de la asignatura en la solución de problemas de un alto grado de generalidad.

Esta concepción es válida para la evaluación final de la asignatura, disciplina, carrera o nivel.

Entre los niveles de asimilación y sistematicidad hay cierta relación, y sin dudas, mientras mayor sea el volumen de contenidos a evaluar, más posibilidad hay de exigir un mejor grado de dominio de dichos contenidos.


La calificación en la evaluación del aprendizaje.

Calificar es establecer, en la evaluación, la correspondencia del resultado contra una escala de valores.

Esa escala de valores puede ser cuantitativa o cualitativa; ambas tienen ventajas y desventajas y se puede decir que su eficiencia depende del calificador. Aunque cuando se califica buscando establecer una correspondencia entre la nota dada y el logro de los objetivos propuestos, la evaluación cualitativa resulta más operativa. Una evaluación que no pretende determinar que el alumno sepa cada concepto sino que valore si sabe debido a que resuelve, debe usar una calificación cualitativa, que aproxime la docencia a como se califica en la vida, en la práctica social, al obrero, al profesional, al especialista, al científico.


Formas de la evaluación del aprendizaje.

La evaluación puede ser, desde el punto de vista de su expresión formal, oral o escrita, en tanto que éstas son las formas de comunicación entre los hombres.

En correspondencia con el objeto de cada ciencia y el contenido de la asignatura correspondiente, se debe priorizar una u otra; sin embargo, ambas formas pueden estar presentes en todas las asignaturas. Aunque es necesario tener en cuenta que para realizar la evaluación en forma oral, se requiere de una mejor preparación del docente, desde todo punto de vista, por cuanto este tipo de evaluación no permite un análisis posterior y debe ser llevada a cabo siempre en tribunal, aunque éste sea de sólo dos personas.


Contenido de la evaluación del aprendizaje.

La evaluación, en correspondencia con los objetivos, debe contener tanto el conocimiento como la habilidad.

Si el proceso es productivo, la evaluación debe ser de resolución de problemas y si la asignatura es experimental, la evaluación también lo será.

Si el proceso es reproductivo, la evaluación es de resolución de problemas conocidos, y práctica y experimental si el contenido tiene ese carácter.

Una enseñanza y una evaluación escolásticas de puros conceptos y reproducción de los mismos, no cumple objetivo alguno y debe desaparecer.

El alumno recibe un concepto o una ley para que opere con ella, para que resuelva problemas, y el menor nivel de exigencia es que resuelva problemas ya conocidos. Se puede exigir la definición de un concepto en el desarrollo del proceso, en la evaluación frecuente, pero no se aconseja esto en la parcial y mucho menos en la final, según la importancia del mismo en la asignatura en cuestión.

Para que efectivamente la evaluación contenga conocimientos y habilidades, los problemas y ejercicios que se planteen en la misma, deben ser tales, que requieran de la utilización de los conocimientos para poder llevarlos a cabo con éxito, de lo contrario la evaluación tendrá un carácter pragmático.

Se comprende que para poder incluir en la evaluación actividades en las que se apliquen los conocimientos y habilidades, hay que trabajar en la clase sistemáticamente para ese fin, que constituye, además, el objetivo planteado en el programa. Esto significa que, desde el principio, no se aspire a que el alumno aplique los conocimientos, primero tiene que comprender, para después poder ponerlos en práctica, o sea, que llegue a ser capaz de aplicar sus conocimientos y habilidades en forma independiente y en situaciones nuevas.

Como hemos observado, la evaluación no se puede considerar como un apéndice del proceso de enseñanza-aprendizaje, por tanto no se concibe ni planifica independientemente de los restantes componentes; por el contrario está en plena relación con éstos, tanto en su concepción amplia de proceso, como en su sentido estrecho de resultado. La calidad en la selección de las actividades y la confección del instrumento y la confiabilidad de sus resultados, depende en gran medida de cómo el docente desarrolle sus clases, a partir de un análisis profundo de los objetivos del programa, del contenido, de los métodos y de los medios que emplee para lograr los objetivos.

No basta con que el docente sepa cuáles son los errores o deficiencias de sus alumnos; la práctica de solamente informarles los resultados cuantitativos alcanzados en los controles, pruebas o exámenes, resulta muy generalizada; muchas veces publicados fríamente en una tablilla. Es muy oportuno que después de calificar una evaluación, se dedique un tiempo a analizar estos problemas con sus alumnos:

- ¿En qué aspecto del contenido se equivocaron?
- ¿A qué se debió el error?
- ¿Cuál debió ser la respuesta correcta?
- ¿Qué se debe hacer para rectificar los errores.

Al realizar este trabajo, se logra que el alumno participe en la actividad, que sea un elemento activo en la eliminación de las deficiencias encontradas, y se formen en él cualidades como el espíritu autocrítico, la objetividad y la responsabilidad, entre otras.

No hay comentarios:

Buscar en este blog